Escrito por Por Juana Lucero / resumen.cl
Julio Escámez Carrasco,
nace en Antihuala, Provincia de Arauco en 1925. Pintor y grabador tiene a su
haber una obra pictórica que lo respalda y lo posiciona en el espectro visual
chileno. Destacamos el Mural
de la historia de la Medicina y
la Farmacia en Chile, donde advertimos la presencia del narrador Daniel
Belmar, que además era químico y docente en la Universidad de Concepción entre
1949 y 1960. El mural se ubica en Tucapel #676, originalmente donde estaba la
Farmacia Maluje. Debemos señalar que el pintor también dictó clases en la
escuela de Artes de la Universidad penquista. Otros murales en Chillán y series
pictóricas que rescatan el realismo social chileno. Exiliado tras el golpe
militar de 1973, el pintor iniciará un periplo que alcanza las mesuradas
tierras del Japón o la intrigante India.
Esta novela se articula en
base al diálogo sostenido entre el pintor y José Miguel Varas (1928-
2011- Premio Nacional de Literatura 2006) y es publicada en 2005 bajo el sello
editorial Lom. En la portada se advierte la ilustración de una mano realizando
el kubera-mudra, en el libro se explica como “un gesto sagrado de la tradición
hindú, que se emplea para definir las metas y el futuro de la persona”.
La novela tiene quince
capítulos que contienen varios episodios cada uno. En el preludio Varas señala
la importancia y reiteración de los sueños del pintor en los que retorna a los
paisajes de la infancia, pero también, están los otros sueños, los que producen
angustia y que Escámez comenzó a relatar a sus cercanos. El libro recoge y aúna
con episodios verídicos la biografía del pintor y noveliza de manera notable
personalidades ligadas al arte chileno, entre ellos, Violeta Parra, Daniel
Belmar, Pablo De Rokha, Miguel Serrano, Gregorio de la Fuente, Alfonso Alcalde y
tantos otros.
Este libro viene a
conservar el mito de Concepción de la década del cincuenta cuando la
actividad cultural bullía, de igual modo que hoy, cada quien construye su
propio mito. En el libro se aluden los terremotos que han afectado a la Penconia
desde tiempos inmemoriables, el de 1939, que al igual que el del 2010,
sacudieron y transformaron esta ciudad.
La llegada de la
familia Escámez a Concepción coincide con el terremoto del 39. Años más
tarde, en 1961 llega a Concepción el escritor y diplomático Miguel Serrano con
motivo de participar en la Escuela de Verano de ese año en la Universidad. Tras
los misteriosos encuentros con una mujer colorina, el relato se resolverá de
manera abrupta y con notable sorpresa. Otro momento, la recepción a Pablo
De Rokha, quien termina encoñando a Belmar porque éste último apela por Neruda.
Disputa que surge luego de horas y horas de bebida y comida y que finaliza en
la Escuela de Bellas Artes al ritmo de la melodía de la guitarra de Violeta
Parra. Viola Volcánica escribe Varas. El pintor Escámez y Violeta tuvieron
intensos y breves amores que acabaron con la cantora, cuenta el mito, alzando
la guitarra sobre la cabeza del pintor y termina abruptamente un
concierto cuando descubre en la concurrencia a Escámez junto a una joven y
bella profesora: “– ¿Qué pasó, mierda? ¡Paso que esta huevada se acabó!- “.
Años después, el pintor
tendrá contacto con las culturas orientales de la India, China y Japón, lo que
se verá reflejado en su obra también. En 1989 retorna a Concepción donde
recupera la serie “La fronda florida” basados en unos versos perdidos de
Neruda. Hacia el final del libro, nos enteramos que Alfonso Alcalde dejó
incluso un texto referido también a los sueños del pintor y que Varas utilizó
como material para dar forma este libro. Julio Escámez aún reside en Puerto
Rico.
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