SOMOS EL PRIMER DIARIO ELECTRÓNICO CIUDADANO DEDICADO A ANTIHUALA, TEMUCO CHICO, LA ARAUCANA Y CARAMÁVIDA, QUE INCLUYE ADEMÁS, NOTICIAS DE LA COMUNA DE LOS ÁLAMOS, PROVINCIA DE ARAUCO, REGIÓN DEL BÍO-BÍO, CHILE. CREADO EL 1° DE JUNIO DE 2009.

domingo, 19 de agosto de 2012

Fallecimiento de don Gregorio Altamirano, uno de los primeros profesores de la escuela N° 8 en Antihuala.


Anteayer falleció don Gregorio Altamirano Fuentes (q.e.p.d). Seguramente para muchísimos un desconocido, pero en el caso particular, vengo a recordar a  uno de los primeros profesores de la escuela Coeducacional N° 8 de Antihuala. Fue mi maestro de primero a cuarto primaria, como igualmente  lo fue para Angélica Delgado (1° a 4°), Nelson Soto, Nora Contreras, Jaime Astudillo y tantos otros que egresamos posteriormente de sexto, en el año 1962. 

Don Gregorio Altamirano, fue un gran educador, egresado de la Escuela Normal de Victoria, que llegó a este lugar a ejercer su profesión con apenas 18 años de edad. Originalmente la escuela N° 8  se encontraba ubicada en el fundo Temuco  (terrenos de don Corcino Ulloa). Con la llegada de la empresa BIMA, eran cientos los alumnos que debían trasladarse hasta ese lugar, por ello la empresa ofreció  construir un local con cuatro salas dentro del recinto maderero (ver fotografía), para que la escuela se traslade y  los hijos de los obreros y empleados puedan estudiar en un lugar más cercano, lo que se logró en el año 1954. Don Gregorio ejerció en esta escuela entre los años 1957 y 1960. Recuerdo que en aquella época los cursos eran numerosos,  llegando a ser de 40 a 46 alumnos. Posteriormente se trasladó a Lebu, donde dedicó toda su vida a la educación hasta 1998, su última promoción.

Al  recuerdo vuelve la semblanza de un gran profesor, un hombre alto, delgado, atlético de un par de lentes redondos, con voz clara; un hombre bueno, de una sonrisa fácil, que con la Base Primaria (libro con los contenidos a enseñar) la tiza y el pizarrón, nos trasmitió aparte de los conocimientos los mejores  valores.Tal vez, en lo que no le pude imitar fue en el atletismo donde fue un destacado fondista, ya que practicaba constantemente corriendo un par de kilómetros. El fin de semana, realizaba sus prácticas recorriendo las playas de Lebu. Después supe que otra de sus pasiones era el ajedrez, donde fue un referente en la formación de jugadores, desde el año 1978.  Don Gregorio oriundo de la ciudad de Lebu, viajaba el día domingo desde su pueblo en el nostálgico tren de Ferrocarriles del Estado, permaneciendo acá durante la semana  y retornando el día viernes a la cuatro de la tarde, para llegar al puerto luego de dos horas y media de viaje.

Hace un par de horas asistí a la capital provincial, a acompañar a su familia en el dolor, donde compartí recuerdos con  sus dos hijos que tuve el agrado de conocer. Gratificante fue además compartir con jóvenes de su última promoción de 1998, que igualmente guardan hermosos recuerdos de un gran formador, que hizo una entrega sacrificada a una noble profesión, que hoy lamentablemente no tiene el reconocimiento que otrora lo fue.

En el baúl de los recuerdos están aún mis certificados  de estudios,  con la firma de mi  primer  y gran profesor, de una gran calidad humana, pero firme cuando era necesario. Gracias maestro…son muchas las generaciones que lo recordaremos...que Dios lo tenga en paz...!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Recuerdo lo profundamente impactado que quedé luego del terremoto del 2010 al ver las imágenes de mi Lebu, en particular el estado en que quedó el río. Se sentía la fuerza que lo devastó. Pero hoy, en lo personal vivo un terremoto incontablemente mayor; la muerte de mi padre (17-agosto-2012) sacude mis más íntimos sentimientos, mis más profundos amores, dejó mi corazón más permeable que nunca a cada sentimiento o cada lugar que lo recuerda, rompió una parte tremenda de mi vida.
Se siente con una brutal dureza algo tan obvio como el entender que lo vivido ya no se vuelve a repetir, lo que hicimos o no hicimos ya no se puede cambiar ni repetir. Sólo podemos aprender y agradecer. Quedo con la tranquilidad que él supo lo intensamente amado que fue, por su familia y su alumnos principalmente. Pero por lo mismo siempre queremos un poco más, una día más, un año más.
Así como veo al río recuperar poco a poco su antigua presencia, quisiera poder agradecer a cada persona que durante estos días nos entregó y nos entrega una frase de cariño, y transmitirles que estas se transforman en un poco de esa agua que vuelve a generar caudal a ese río que fue la presencia de mi padre en nuestras vidas. Una de ellas es Humberto Mendoza, quien viajó a Lebu para acompañar a su profesor y recordar sus primeros años de estudio. Sé que no lo volveré a tener físicamente presente, pero también sé que nos acompañará en cada recuerdo, su huella permanecerá por siempre en quienes lo amamos.
El camino del amor de un padre, formado como profesor normalista como tanto le gustaba definirse, una estirpe especial como fue dicha por un colega suyo, don Mario Garcés en la despedida; se va construyendo con entrega y vocación sincera, ambas dimensiones del amor. En el momento de la muerte, al recorrer el camino de regreso a través de las mismas calles, los mismos cerros, al ver alumnos en clases, él vuelve a renacer en la memoria de quienes tanto lo amamos. Su muerte ha sido una transformación en la forma en que podemos continuar mirando y queriéndolo.
Mientras exista un padre entregando todo por sus hijos, mientras exista un profesor entregando todo por sus alumnos, estarás presente y vivirás.
Por último, volver a agradecer a Humberto Mendoza por sus hermosas y reconfortantes palabras.
René Altamirano P.