El 20 de enero de 1558, los españoles sufrieron un ataque al fuerte-ciudad de Cañete siendo rodeado y sitiado por más de 15.000 indios que establecieron un sitio al fuerte. La idea de Caupolicán era dejar morir de hambre a los sitiados.
La situación se hizo muy crítica ya que la salida a campo abierto era una derrota segura para las armas españolas; del mismo modo, un ataque directo al fuerte, con el contingente hispano bien armado implicaba una gran cantidad de bajas araucanas.Un yanacona pro-español llamado Andresillo (nombre muy común tal como Felipillo y otros terminado en illo dado a los yanaconas) se ofreció para atraer engañosamente al fuerte a los mapuches. El plan consistía en hacerse amigo de los atacantes haciéndoles aparecer a Andresillo como desertor de los españoles, los mapuches creyeron en este personaje y éste les contó que la hora de la siesta era la mejor hora para atacar desprevenidamente a los españoles, el les abriría las puertas para que se produjera el ataque por sorpresa.
Caupolicán hizo verificar la veracidad del argumento de Andresillo haciendo introducir un espía el interior del fuerte. Alonso de Reinoso, capitán del fuerte ya había previsto la visita del espía y dio instrucciones para que todos se hicieran los dormidos. El 5 de febrero se fijó como fecha de ataque, Andresillo abrió las puertas del fuerte y se introdujó una masa de indios en forma silenciosa, cuando ya casi estaban todos al interior del fuerte fueron recibidos por descargas de fusilería en forma alternada que dejaron una gran mortandad entre los atacantes que fugaron en desbandada, Caupolicán pudo escapar gracias a que aún no había llegado la caballería hispana a la zona de combate. Para cuando llegó la caballería aun escapaban indios por los cerros y salieron en su persecución.
Mientras aun se fugaban los indios sobrevivientes, una avanzada al mando de Pedro de Avendaño llegó a Pilmaiquén y capturó a Caupolicán en la Batalla de Antihuala, (5 de febrero de 1558) quien preparaba una contraofensiva. Cuando era conducido por un piquete atado hacia el fuerte de Tucapel le salió al paso una mapuche iracunda de nombre Fresia, con un bebé en brazo, era hijo del derrotado Toqui, la india le enrostró el hecho de haberse dejado capturar vivo y le arañó el rostro dando alaridos de rabia y en un ataque de furia tomó al infante de apenas un año y lo destrozó al lanzarlo sobre un peñasco, la marcha continuó en silencio su rumbo.
Fue llevado ante el veterano Alonso de Reinoso quien lo condenó a morir en la pica, una muerte terrible por penetración de una punta de madera por vía anal. Cristóbal de Arévalo, Alguacil de campo fue el encargado de ejecutar la orden. Caupolicán fue subido amarrado a una tarima que tenía una punta de madero cortado a forma de pica en el centro, Caupolicán mostrando gran serenidad miro soberbiamente a la multitud de españoles que le contemplaba y dijo: -"Pues el hado y suerte mía me tienen esta suerte aparejada, vean que yo la pido, yo la quiero que ningún mal hay grande y es postrero"-( La Araucana).
Dicho esto alzó el pie derecho aun con las amarras puestas y dio una gran patada al verdugo que rodó de la tarima, hecho esto el mismo se sentó en la pica y sin dar ninguna muestra de dolor, murió por perforación intestinal. Galvarino quien también había sido capturado corrió ese mismo día la misma suerte (15 de Abril de 1558).
Fuente: Wikipedia y otras fuentes.
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Nota de la redacción: Se espera que con estos antecedentes, y muchas fuentes bibliográficas existentes, las autoridades locales, se convenzan de una vez que es necesario instalar hitos que recuerdan estos hechos históricos y no sigan pensando que es un invento de algunos. El autor de este blog, por años ha insistido en considerar el rescate de nuestra historia local.
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