Cuando empezó el terremoto 8.8 grados Richter del sábado 27 de febrero de este año, a las 3:35 de la madrugada, muchas personas mayores recordamos instantáneamente la vivencia del terremoto del sábado 21 de mayo de 1960 a las 6.05 de la mañana, de 7.3 grados Richter según el Servicio Sismológico de la Universidad de Chile, con epicentro en las cercanías de Curanilahue.
Hoy cuando se cumplen 50 años, recordamos algunos otros detalles y también algunas similitudes en el paisaje urbano con el del 27 de Febrero de 2010.
Antihuala, era solo un pequeño villorio de no más que unas 650 habitantes que tenía pujanza gracias a la empresa maderera BIMA, que se había instalado diez años antes. Los habitantes de los pabellones de madera pertenecientes a la empresa, instalados alrededor de la cancha de fútbol resistieron sin problema. Solo se tuvo antecededente que una familia de apellido Provoste, que vivía al lado sur de la laguna perdieron la vida, ya que se produjo un desmoronamiento del cerro, que le rodeaba.
Media hora después hubo un segundo terremoto, pero mucha gente, en medio de la lluvia había evacuado sus hogares. En general las familias, no quisieron permanecer dentro de las casas y se instalaron en carpas o pequeñas rucas que construyeron en la cancha de fútbol, donde improvisaron fogatas.
La antigua estación de ferrocarriles, una construcción de concreto no resistió, ya que cayó al suelo. La nueva estación, la cual hoy todavía se puede ver en pie aunque muy deteriorada, fue construida por la Alianza para el Progreso, con aportes del gobierno de EE.UU. En La Araucana, varias construcciones cayeron entre ellas, el Retén de Carabineros, que se trasladó posteriormente hasta esta localidad, construyendo lo que es hoy su actual edificio, con casa para el Jefe de Retén. El nuevo edificio fue inaugurado en el año 1961, siendo su primer jefe el Sargento 1º señor Gilberto Andrade.
Se tiene antecedente que en Curanilahue hubo un fallecido. En Lebu murieron nueve personas y hubo daños importantes, especialmente en la mina La Victoria de Lebu.
Al cumplirse 50 años de ese terremoto, los mayores, que entonces eramos niños o jóvenes, hemos recordado detalles que teníamos muy guardados en la memoria y que en alguna medida sorprenden por la similitud con las características del terremoto de este año. Al parecer la gran diferencia entre ambos terremotos, más que la magnitud, que el tema técnico telúrico, fue la reacción social. Mientras el 60 los diarios daban cuenta del ejemplar comportamiento de muchos ciudadanos que salieron de inmediato a ayudar a los damnificados, este año el 27/F dejó la mancha y la vergüenza internacional de los saqueos.
Los que vivimos el 60 recordamos también, incluso con más detalles porque fue en pleno día, el terremoto del día siguiente, en la tarde, 15.15 horas del domingo 22 de mayo de 1960. Las calles se ondulaban, los postes y los árboles se mecían exagerados y la gente se arrodillaba en el suelo o se afirmaba en alguna estaca al no poderse sostener de pie. Era el histórico terremoto de Valdivia, el de magnitud récord de 9,5 grados Richter. Se sintió muy fuerte y largo en nuestra Región, pero luego se sabría que el epicentro fue en el sur del país, mucha más fuerte que el terremoto del día anterior y con efectos mucho más catastróficos.
El terremoto del 21, dejó varias edificaciones emblemáticas colapsadas en Concepción y cortó la conectividad entre San Pedro y Concepción. Cayeron 3 tramos del Puente Viejo y el ferroviario presentó daños. Con este último terremoto, definitivamente el Puente Viejo se terminó. En los próximos meses, se deberán sacar lo que queda y solo dejar en ambas puntas, parte de él, como testimonio de la historia.
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