María Elena Delgado *
Ante la imposibilidad de conciliar el sueño, entre temblor y temblor, he decidido tomar un lápiz y un cuaderno para expresar lo que tengo guardado en el alma. He reflexionado profundamente y sin ser experta en nada, llevada solo por mi profunda capacidad de observación y crítica de algunos acontecimientos sociales previos a la catástrofe, y por la cual estamos pasando (ya que estoy inserta en ella, pues vivo cerca de Talcahuano), dado el cúmulo de experiencias e historias de vidas de las cuales tuve a bien conocer a través de mis apoderados y alumnos, es que pienso que en 20 años del gobierno formado por diversas personas de la Concertación muy respetables y queridas algunas, en su afán de luchar por los Derechos Humanos, en lo esencial se equivocaron profundamente, pues fueron polarizando una sociedad dividida por odios y desigualdades de oportunidades.
Como profesora jubilada de una escuela municipal (a gran honra), recuerdo que en el año 2003, cuatro colegas que teníamos a cargo los cuartos básicos hicimos un estudio de cuántos papás teníamos sin trabajo y llegamos a que habían 45 padres sin fuente laboral. Es aquí donde después del Derecho a la Vida, se atropelló también un derecho primordial de una sociedad justa y equitativa: El DERECHO al TRABAJO. Con este Derecho basta para crear sociedades con equilibrios emocionales bien arraigados, porque con ello hay PAN, SALUD, y DIGNIFICACION.
Pienso que aquí en la Región del Bío-Bío, se fueron engendrando generaciones, que metafóricamente después de cuatro años de gobierno de una mujer y luego del terremoto y maremoto, dio a luz muchos hijos e hijas de nuestra Patria con odios, enojos, violencia y carencias de valores, producto de un sin fin de errores, leyes sociales, permisividades, en la total y profunda equivocación de no pasar a llevar los Derechos Humanos, cuando el BIEN QUERER esta en el BIEN ENSEÑAR.
Al pueblo chileno, al quintil más bajo de este país, no nos gustan las limosnas, porque hoy tenemos PAN mañana NO. Esta parte de la sociedad lo que quería y quiere aquí en la OCTAVA REGION es TRABAJO.
¿Cuántas marchas ví solicitando trabajo, por las calles de mi hoy triste y arruinada ciudad de Concepción? Muchas veces me emocioné, no lo encontraba justo.
Este quintil de la sociedad les pasó la cuenta a ustedes señores de la Concertación y una vez más la estamos pagando caro nosotros la clase media, los que sostenemos el país y hacemos Patria, pese a nuestros sobre humanos esfuerzos para sobrevivir con dignidad.
Ante la imposibilidad de conciliar el sueño, entre temblor y temblor, he decidido tomar un lápiz y un cuaderno para expresar lo que tengo guardado en el alma. He reflexionado profundamente y sin ser experta en nada, llevada solo por mi profunda capacidad de observación y crítica de algunos acontecimientos sociales previos a la catástrofe, y por la cual estamos pasando (ya que estoy inserta en ella, pues vivo cerca de Talcahuano), dado el cúmulo de experiencias e historias de vidas de las cuales tuve a bien conocer a través de mis apoderados y alumnos, es que pienso que en 20 años del gobierno formado por diversas personas de la Concertación muy respetables y queridas algunas, en su afán de luchar por los Derechos Humanos, en lo esencial se equivocaron profundamente, pues fueron polarizando una sociedad dividida por odios y desigualdades de oportunidades.
Como profesora jubilada de una escuela municipal (a gran honra), recuerdo que en el año 2003, cuatro colegas que teníamos a cargo los cuartos básicos hicimos un estudio de cuántos papás teníamos sin trabajo y llegamos a que habían 45 padres sin fuente laboral. Es aquí donde después del Derecho a la Vida, se atropelló también un derecho primordial de una sociedad justa y equitativa: El DERECHO al TRABAJO. Con este Derecho basta para crear sociedades con equilibrios emocionales bien arraigados, porque con ello hay PAN, SALUD, y DIGNIFICACION.
Pienso que aquí en la Región del Bío-Bío, se fueron engendrando generaciones, que metafóricamente después de cuatro años de gobierno de una mujer y luego del terremoto y maremoto, dio a luz muchos hijos e hijas de nuestra Patria con odios, enojos, violencia y carencias de valores, producto de un sin fin de errores, leyes sociales, permisividades, en la total y profunda equivocación de no pasar a llevar los Derechos Humanos, cuando el BIEN QUERER esta en el BIEN ENSEÑAR.
Al pueblo chileno, al quintil más bajo de este país, no nos gustan las limosnas, porque hoy tenemos PAN mañana NO. Esta parte de la sociedad lo que quería y quiere aquí en la OCTAVA REGION es TRABAJO.
¿Cuántas marchas ví solicitando trabajo, por las calles de mi hoy triste y arruinada ciudad de Concepción? Muchas veces me emocioné, no lo encontraba justo.
Este quintil de la sociedad les pasó la cuenta a ustedes señores de la Concertación y una vez más la estamos pagando caro nosotros la clase media, los que sostenemos el país y hacemos Patria, pese a nuestros sobre humanos esfuerzos para sobrevivir con dignidad.
* María Elena Delgado, es hija de don Orlando Delgado (q.e.p.d), quien fuera administrador de BIMA, hasta el año 1967. Fue profesora de la escuela de Antihuala. Posteriormente ejerció en la Escuela Villa Acero de Talcahuano. Actualmente es profesora jubilada y reside en la Comuna de Hualpén.
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